Del recuerdo, entrevista a Hermann Mutschke
09 diciembre, 2023(0)CommentsJardín Mutschke

Hermann Mutschke, cuando el cariño por la naturaleza es para toda la vida. (Nota de La Prensa Austral).

Por gran influencia de sus padres, el cuidado de los jardines llamó su atención y sin pensarlo, logró cultivarlo hasta el día de hoy. En medio de sus cultivos, este magallánico comenta que su historia comenzó a escribirse hace 72 años en Punta Arenas. «En esa época, el jardín de mis padres estaba en Avenida República esquina Chiloé, donde ahora están esos kioscos artesanales. Eso lo perdimos, lo expropiaron y entonces nos vinimos para acá, ya teníamos este terreno y seguimos aquí con el criadero y jardín».

Dice que su lugar de juego fue, sin duda la tierra. «Ahí me divertía con mis amigos, hacía castillos y esas cosas, también estaban mis tres hermanos. Entonces, como no iba a querer esto, si me crié en el jardín», enfatiza.

Fue a los 10 años cuando su padre falleció, y su madre, una mujer inglesa, debió tomar las riendas de su hogar. «Así, sin darme cuenta, comencé a dedicarme a tiempo completo a esta actividad. Estudié en el Liceo de Hombres y después seguí aquí en el jardín, por el amor por la naturaleza y porque también hay que vivir», hace presente.

Dice que hoy los tiempos han cambiado, las ventas ya no son las mismas, la confección de coronas y ramos ya no son convenientes y mucho de lo que hoy existe en materia de flores son provenientes del norte del país.

Su voz autorizada deja en claro «lo que yo planto no muere» y agrega que en su terreno cultiva todo lo que se da en esta zona: flores tales como la primavera, el no me olvides, la margarita y las clavelinas. Árboles que van desde los abetos y pinos, alerces y cipreces.

De técnicas de cultivo sostiene que son las heredadas de su padre, y algunas que ha aprendido con el tiempo. En todo caso -puntualiza- la base de todo está en el sol, «es la base de la vida, y a ese no lo podemos mover».

Este padre de 3 hijas, una profesora de alemán, una de inglés (Q.E.P.D) y una tercera académica de la Universidad de Magallanes, manifiesta que más que pensar en el futuro, prefiere decir que seguirá adelante, «hasta que la máquina dé, porque como todo motor, esta máquina también se detiene».

Con la amabilidad que caracterizó este encuentro, Mutschke Ross, en la despedida entrega un consejo: «ojalá que toda la gente que tenga un pedacito de terreno en su casa pueda sembrar aunque sea un paquete de lechugas, porque es una satisfacción muy grande ver crecer algo de la tierra, y en este caso también comer una rica ensalada».

Nuestro gran homenaje a Hermann.

Gracias al periodista Alejandro Salazar por la gran entrevista.

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